domingo, 13 de febrero de 2011

Arauco: Un "Paraíso empresarial", un Basurero para su gente - 1era parte

13 Febrero, 2011 - Fuente : Mapuexpress

El “desarrollo económico” fue la justificación para que el estado chileno promoviera políticas de asentamientos en territorios mapuches a partir de 1850. Desde entonces comienza masivamente el aprovechamiento de la rica diversidad y cantidad de recursos naturales de Arauco. Las riquezas obtenidas han sido enormes para los dueños de los capitales, pero lo paradójico es que al año 2010 esta zona sigue siendo una de las más pobres del país, una de las más arrasadas en sus recursos y contaminada del país. 

El bosque (el nativo, no las “plantaciones forestales” que convenientemente se hacen llamar también “bosque”) existente en la zona de Arauco, estaba compuesto por especies nativas muy diversas: raulí, boldos, peumos, entre otros, valorizados por la nobleza de su madera. En la época de producción carbonífera, (1870-1920) estos fueron arrasados para trabajos mineros y sobretodo por la exportación y utilización en barcos y muebles. La extinción de las especies y creciente necesidad de madera, plagó todos los territorios disponibles de pinos y eucaliptos, especies extranjeras de rápido crecimiento y fuerte impacto negativo en el ecosistema: se secaron decenas de esteros (un kilo de madera de eucalipto requiere 350 litros de consumo), emigración de aves, extinción de flora, entre otros daños.

La etapa del procesamiento industrial de la madera llegó con la instalación de celulosa Arauco en 1969 y Forestal Carampangue en 1979. Esta última fue un gran aserradero que utilizó importantes cantidades de químicos en sus procesos, que luego fueron vertidos al estero “El Molino” que desemboca en el estuario de Laraquete, caracterizado por el desove y crianza de millones de peces. Cada cierto tiempo Laraquete y su río hacían noticia en la prensa local por la sorprendente mortandad de peces que aparecía en su rivera, acompañado de un color verdoso y lechoso en el río. Cientos de niños que utilizaban el río como balneario también eran afectados.

La celulosa Arauco comenzó funcionando como todas las de su tipo en aquella época, sin ninguna restricción ambiental; utilizando altas concentraciones de cloro, azufre y otros químicos de alto riesgo para la salud animal que vertió al mar, napas subterráneas y al aire. El impacto ha sido de proporciones, como lo atestiguan los habitantes de la zona: desaparición de especies marinas, fango químico en las profundidades del océano, y eventuales derrames y explosiones químicas que han provocado pánico y evacuaciones en los pueblos cercanos. El último derrame de trementina el 2008 provocó una nube tóxica que enfermó incluso a personas de Lota y Coronel.

En los últimos años se abrió una gran interrogante respecto al elevado índice de cánceres en los habitantes de la zona, en comparación al resto del país, así como también, la gran cantidad de alumnos con problema de aprendizaje, reflejado en el aumento explosivo de programas diferenciales y atención de educación especial. La acumulación de contaminantes puede ser un detonante de estos problemas. Basta pensar que durante décadas, miles de personas aledañas a la celulosa consumieron agua de la napas subterráneas, respiraron cotidianamente el aire pestilente a azufre (aunque la “normativa” prohíbe olores nauseabundos) y consumieron peces y mariscos que asimilaron sustancias químicas Existen estudios de la especie lenguado respecto a la absorción de sustancias en la zona de Arauco

La extinción de actividades sustentables y artesanales en beneficio de la industria forestal ha sido una constante y las autoridades se han puesto del lado de los grandes capitales. 

Los proyectos de industrias contaminantes no tienen ninguna oposición seria y real por parte de los mandados a defender a la población, ejemplo emblemático ha sido el funcionamiento de “Harting Aromas S.A.”, industria emplazada a metros de antiguas viviendas en Horcones y que utiliza la peligrosa trementina en sus procesos. Pese a ser sancionada en reiteradas ocasiones por las entidades de gobierno respectivas por la descuidada manera en que ha manipulado el contaminante, sigue en funcionamiento y además, está en proceso de construcción una segunda planta para multiplicar el proceso.

La contaminación es un tema que, generalmente, los ciudadanos no discuten y toleran en Arauco. Esto se entiende por la omnipotencia de la empresa y la dependencia laboral, sin embargo muchos esperan mayores beneficios de una economía exitosa que amortigüe los daños y se refleje en la ciudad y pueblos donde vive la mano de obra. Con cierta envidia se mira a ciudades como Lota, Cañete o Lebu, que proyectan mayores ofertas culturales y donde la industria carbonífera aportó al desarrollo de esas ciudades.

No es exagerado indicar que el mantenimiento y consolidación del rubro forestal en esta zona ha sido intencional, en desmedro del desarrollo cultural de los habitantes. Arauco demuestra una evidente pobreza y retraso en este ámbito, aunque en términos económicos es una de las menos pobres, en comparación a las vecinas.

Uno de los aportes de la empresa forestal, es la “Fundación Arauco”, entidad de apoyo a la educación municipal, a través de ella, se libran de pagar impuestos por la ley de donaciones. Esto es bastante decir, considerando las ganancias por 393 millones de dólares en el último semestre. (300 % más que el año pasado). Por el contrario, se han beneficiado de los caminos públicos para sus transportes y ahora pagarán menos del 30% del costo de la nueva ruta 160, que servirá casi absolutamente a la industria forestal.


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