28 Marzo, 2011 - Fuente : http://argentina.indymedia.org
Un año y casi un mes ya ha pasado de la detención de Pascual Pichun Collonao, un joven mapuche de 27 años que lucha por defender sus derechos, su identidad, su territorio, su familia. Fue apresado en Temuco, Chile, el 26 de febrero de 2010, después de vivir auto exiliado en Argentina durante 7 años.
Pascual Pichun –como su hermano Rafael- fue condenado a 5 años y un día de cárcel y al pago de una multa millonaria de 12 mil dólares., acusado falsamente de atentado incendiario, a un camión forestal de la empresa Mininco, en el Fundo Nancahue, propiedad del abogado, ex ministro, y latifundista Juan Agustín Figueroa.
En el 2003 los hermanos Pichún fueron declarados prófugos de la justicia. Rafael seria detenido y cumpliría la condena más tarde. Mientras que Pascual pediría refugio político en Argentina, algo que nunca se le otorgaría.
Manuel Lonkopan es el nombre que uso en Argentina, con el que firmaba notas periodísticas y trabajaba. Así lo conocían sus amigos y compañeros. Manu estudiaba en la Facultad de Periodismo de Universidad Nacional de La Plata, participaba de varios medios de comunicación, difundiendo la lucha y la resistencia de los pueblos originarios en general, no solamente del mapuche. Daba clases en la cárcel, colaboraba con la Secretaria de DDHH de la Facultad, era solidario, comprometido pero sobre todo muy sencillo.
Fue un año largo el que pasó, con tristezas y alegrías, con encuentros y pérdidas, como si el tiempo cobrara revancha, es que ninguna deuda es gratuita. Pascual ahora junto a su familia, preso, sabe que el tiempo también es sabio, y entiende lo que está viviendo.
“Cuando yo decidí esta situación de mi vuelta (a Chile), sabía que lo más seguro era que tenía que cumplir con la cárcel, y bueno es lo que estoy haciendo ahora, me sentía preparado, al menos me mentalicé para eso y es lo que he estado cumpliendo en este tiempo, después son muchas las cosas que se ganan, más de las que se pierden, en términos afectivos lo es la familia. Yo siempre dije que una persona para ser completa, íntegra, siempre tiene que estar cerca de los afectos y eso es lo que lo hace ser y tener la fortaleza a uno, en ese sentido estoy tremendamente contento de estar acá, ahora todos los domingos intento ir a la comunidad a encontrarme con mis peñis, con los hermanos, así que de a poquito voy reinsertándome. Y obviamente se extraña las cosas que uno hacia allá (en Argentina), se extraña algunas amistades, el afecto de esa gente linda que conocí principalmente en la ciudad de La Plata”, dice Pascual en su salida dominical de la cárcel, desde su casa, en su comunidad Temulemu, en la Novena Región al sur de Chile.
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